
Cultura




Las normas estéticas de su cultura los obligaba a depilarse todas las áreas del cuerpo menos la cabellera que usaban larga y abundante. Como vestuario utilizaban capas de pieles de guanaco, zorro o cururo al igual que para el calzado. La utilización de pintura corporal tenía una doble finalidad: por una parte, protegía al cuerpo de los rigores del clima y, por otra, era un adorno que reflejaba un estado de ánimo. Se organizaban socialmente en familias extendidas que podían tener 3 o 4 generaciones por descendencia patrilineal y patrilocal y ocupaban un territorio específico llamado haruwenh cuyos límites eran respetados usualmente por los vecinos. Llamados onas (hombres del norte) por sus vecinos yámana, los selk'nam estaban divididos en dos grandes grupos: las tribus de las planicies del norte de la Tierra del Fuego, cazadores de cururos y ñandúes, y las de la zona montañosa del sur de la isla. En el extremo sudoriental de Tierra del Fuego vivía otra etnia, los Haush, que presentan numerosas similitudes culturales con los selk'nam.
Entre los utensilios domésticos destacan los canastos producidos por las mujeres, elaborados con juncos y una técnica de trenzado en espiral.
Se confeccionaban bolsas de cuero de zorro o lobo marino para el transporte de agua, y otras más pequeñas para transportar utensilios personales durantes los viajes, además los cazadores llevaban en ellas piedras de chispa y hongos secos para hacer fuego, y plumas para las flechas, tendones de guanaco y otros instrumentos.
El Taha'l era una cuna diseñada para transportar y depositar a los hijos pequeños. Se construía con madera de roble y se cubría con piel de guanaco. Tenía forma de escalera plana y se asemeja a la cuna usada por los Aonikenk. Sobre la escalera, elaborada con dos varas de alrededor de un metro y 12 a 15 palitos perpendiculares espaciados entre sí, se disponían pieles delicadas y bien curtidas de chulengo, guanaco joven, que permitían formar un colchón mullido y protegido para el lactante.
La música ona, componente importante de la cultura, fue grabada por primera vez gracias a Charles Wellington Furlong. Es muy simple y melódicamente limitada, donde el componente protagonista es la voz. No existen los instrumentos musicales, aunque en algunas ceremonias acompañaban el canto con atronadores ruidos producidos por el golpe del suelo con los pies.
Algunas de las formas musicales más frecuentes, eran: la canción para las curaciones, que interpretaba el médico brujo o kon; y la interpretada en la ceremonia secreta del Kloketen, en la que participaban sólo hombres y que duraba varias semanas.
Todos los pueblos australes practicaban ritos de paso bastantes complejos, destacando los rituales funerarios de gran complejidad, como sucedía con los kawéskar, y los rituales de iniciación a la pubertad. Estos últimos eran ceremonias en las que se reunía a todos los adolescentes en una gran cabaña construida para la ocasión, haciéndoles pasar duras pruebas y enseñándoles las tradiciones de los antepasados. Este ritual, denominado Chéjaus por los yámana y Hain por los selk'nam, tenía características bastante especiales. En ellos se relataba a los jóvenes iniciados, los tiempos míticos en los que los hombres estaban sometidos a las mujeres, y cómo se impusieron sobre éstas tras descubrir el engaño y asesinar a todas las mujeres adultas. Desde entonces, los hombres tomaron el control de la sociedad ocultando a las mujeres la existencia pretérita del matriarcado, relato que sólo era revelado a los jóvenes en su rito de iniciación a la edad adulta. Durante la ceremonia, los hombres adultos se disfrazaban de espíritus ahuyentando a las mujeres de la cabaña de los jóvenes y aterrorizándolas.
Cuando moría un hombre, todas las personas del campamento selk'nam cubrían su cara, brazos y pecho con ceniza mezclada con arcilla roja y grasa de ballena, y se cortaban la parte superior del cabello en forma de tonsura en señal de duelo. Gimiendo y llorando se acercaban al cadáver, el que era envuelto en pieles de guanaco y atado con nervios del mismo animal, para enterrarlo posteriormente en el bosque o entre las rocas.
Cuando el que moría era un adulto, sus parientes más cercanos se inflingían heridas en los brazos, los dedos, el pecho y los muslos como muestra del dolor que sentían. Los ritos funerarios selk'nam incluían también la entonación de tristes lamentos fúnebres que por lo general eran cantados por las mujeres.
A continuación, se incluyen diez lamentos recitados por la chamán selk'nam Lola Kiepja a la antropóloga Anne Chapman en 1966, los que se presentan agrupados en cinco archivos MP3.
http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-74794.html
De entre los rituales practicados por los selk'nam, destacan los ritos funerarios y particularmente la gran ceremonia del Hain, de la que fue testigo privilegiado el antropólogo Martín Gusinde a inicios del siglo XX. El Hain era una compleja y larga ceremonia en la que se iniciaba a los jóvenes a la edad adulta, y al mismo tiempo se legitimaba la dominación de los hombres sobre las mujeres a través de una gran cantidad de ritos, en los que jugaban un importante papel los espíritus que eran encarnados por hombres enmascarados y pintados. Durante el curso de la ceremonia, que se podía extender por varios meses, los hombres adultos aterrorizaban a las mujeres a través de esos espíritus, a la vez que se les narraba en secreto a los jóvenes los tiempos míticos en que las mujeres habían dominado a los hombres y cómo éstos habían logrado predominar sobre ellas.
La ceremonia del Hain se llevaba a cabo en una cabaña construida en un claro del bosque, dispuesta sobre la base de siete pilares, que representaban los cuatro "cielos" principales y los tres subordinados. En esa cabaña, cuyo acceso estaba prohibido a las mujeres, se reunían los hombres para iniciar a los jóvenes, llamados klóketen, a la vez que preparaban las máscaras y las pinturas con las que se representarían a los espíritus.
Casi todos los espíritus del Hain tenían cuatro versiones, que representaban a los cuatro "cielos" principales. Los más importantes eran Sho'ort y Xalpen. Sho'ort, asociado al Sol (antepasado fundador del Hain de los hombres), visitaba diariamente el campamento para castigar a las mujeres y aterrorizar a los niños, mientras Xalpen era un espíritu femenino que supuestamente aterrorizaba a los hombres en la gran cabaña y los amenazaba de muerte si las mujeres no cumplían sus caprichos. La escena más importante del Hain era precisamente cuando Xalpen mataba simbólicamente a los klóketen -los que luego eran "revividos" por el chamán mítico Olum- y luego daba luz a un hijo tenido con ellos, K'terrnen.
Otros espíritus eran Kulan y Koshménk, la esposa infiel y el cornudo, respectivamente; Matan, el espíritu bailarín; Tanu, la gorda hermana de Xalpen; Ko'taix, espíritu provisto de grandes cuernos que simulaba torturar y matar a los hombres; los Hayílan, sirvientes de Sho'ort que se comportaban como payasos; Hashé y Wakús, emisarios de Xalpen que iban al campamento a exigir comida y pintura a las mujeres; y Ulen, un espíritu cuya única función era entretener a las mujeres con payasadas.
La presentación de un espíritu iba acompañada de cánticos recitados por las mujeres y los hombres.